rentabilidad financiera
26 Nov. 2021

El análisis de la rentabilidad financiera y económica

 

En la fase de planificación, la empresa fija los objetivos estratégicos que debe alcanzar para obtener las ventajas que le permitan sobrevivir a la competencia en el mercado. El propósito siempre es mejorar la rentabilidad financiera y económica. Esto permite un ambiente propicio a través del mantenimiento de buenas relaciones con los grupos de interés: accionistas, trabajadores, directivos, clientes, proveedores, etc.

A su vez, una rentabilidad financiera y económica adecuada facilita el crecimiento y la inversión. Abre las puertas a la obtención de importantes ventajas competitivas basadas en la reducción de costes y las economías de escala.

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La importante diferencia entre beneficio y rentabilidad

A este respecto, no deben confundirse los conceptos de beneficio y rentabilidad. Beneficio es un concepto contable que se obtiene por la diferencia entre los ingresos y los gastos necesarios para obtenerlos. Indica la capacidad de la empresa para elaborar sus productos de una manera eficiente, es decir, es capaz de obtener un excedente.

Gracias al análisis de los distintos niveles de beneficio podemos detectar las áreas en las que la empresa podría enfrentarse a dificultades:

Pérdidas en… suponen
un nivel de…
que requiere
acciones gerenciales
EBITDA (beneficio antes de deducir los impuestos, intereses y amortizaciones) alerta máxima reflotamiento empresa
BAIT (beneficio antes de deducir los impuestos e intereses) alerta general reestructuración
BAT (beneficios antes de impuestos) alerta especial financieras
B. neto (resultado final después de impuestos) —- —-

En cambio, el concepto de rentabilidad surge al relacionar, por cociente, los resultados obtenidos en un periodo de tiempo, con la inversión efectuada o con las fuentes de financiación utilizadas. Esto nos da una idea de si el nivel de beneficios es adecuado al esfuerzo inversor realizado y a los riesgos del proyecto.

Así, obtenemos dos de las principales medidas de la rentabilidad:

  • La económica, que busca evaluar el rendimiento de los activos, esto es, en función del esfuerzo realizado por la empresa en la inversión productiva.
  • La financiera, cuyo propósito es evaluar el rendimiento atribuible a los propietarios. Esto se hace como compensación de los recursos que han aportado en la financiación de la inversión realizada.

La rentabilidad económica

El índice de rentabilidad económica (RE) se puede calcular como: RE = BAIT/total activo. Relaciona el beneficio que es resultado de la actividad productiva, con independencia de la financiación utilizada (BAIT). Directamente con la inversión realizada que ha quedado plasmada en el activo total.

De esta relación, se deduce que podríamos mejorar el índice de RE. ¿Cómo?, si fuéramos capaces de producir el mismo resultado con un menor esfuerzo inversor. Reduciendo el activo total, o bien de aumentar el BAIT manteniendo el activo.

Todavía podemos afinar más este análisis si descomponemos el resultado de la RE en sus dos principales componentes: RE = BAIT/total activo = Ventas/total activo × BAIT/ventas = rotación x margen.

Aquí  podemos ver que, además de aumentar la eficiencia económica, la mejora del beneficio obtenido por unidad vendida también contribuye a mejorar nuestro índice.

Esta mejora del margen, sin embargo, no se puede conseguir por la vía del aumento de precios de los productos. Los clientes suelen reaccionar mal ante esta opción y nos podrían castigar con una reducción de la cuota de mercado a favor de la competencia. Más factible sería cambiar nuestro mix de productos hacia aquellos de nuestra cartera que gocen de un mayor margen. Aunque esta opción tampoco se encuentra exenta de dificultades.

Lo más efectivo de cara a mejorar nuestra RE consiste en la reducción de costes, tanto fijos como variables, que afecten al proceso productivo, lo que pone de manifiesto la importancia tanto de contar con un control de gestión adecuado, como de mantener el objetivo decidido de crecimiento de la cifra de ventas, optimizando nuestra capacidad productiva, de manera que posibilite la obtención de economías de escala.

La rentabilidad financiera

Por su parte, el índice de Rentabilidad Financiera (RF) lo podemos obtener mediante la relación entre el beneficio neto obtenido por la compañía y la inversión total realizada por los accionistas: RF= beneficio neto/fondos propios(FFPP)

Para mejorar la rentabilidad del accionista es importante maximizar el beneficio neto atribuible a la propiedad (es decir, después del pago de intereses y de los impuestos correspondientes), pero también minimizar la aportación de fondos por parte de los accionistas, manteniendo un delicado equilibrio, de manera que no se vea afectada la solvencia de la compañía como resultado de un excesivo endeudamiento.

Igual que en caso anterior, podemos profundizar un poco más en el análisis descomponiendo el resultado en sus principales componentes: RF = b. neto/FFPP = ventas/activo × BAIT/ventas × activo/FFPP×BAT/BAIT × b.  neto/BAT

Donde:

ventas/activo × BAIT/ventas = rentabilidad económica

activo/FFPP × BAT/BAIT = apalancamiento

b. neto/BAT = efecto fiscal

Vemos que la RF depende también de la RE, de manera que, aplicando las mejoras comentadas anteriormente también obtendríamos un crecimiento en la ratio de rentabilidad del accionista. Pero aparecen dos conceptos nuevos que podrían anular o potenciar los resultados de esta RE.

El apalancamiento

Nos referimos al efecto apalancamiento y al efecto fiscal. Puesto que el segundo no requiere mayor explicación, vamos a centrarnos en los efectos que el apalancamiento puede tener en la rentabilidad del accionista.

Por una parte, cuanto menor sea la aportación del accionista en la financiación del activo total, mayor será el apalancamiento, y, por lo tanto, la RF. Pero, por otra parte, cuanto mayor resulte el coste del endeudamiento, menor será el BAT con respecto al BAIT, produciendo un efecto de signo contrario en la rentabilidad. 

El resultado de estas dos ratios nos indica, no sólo si la empresa está apalancada, es decir, si está utilizando suficientes recursos ajenos en su financiación, sino también el grado de apalancamiento, al introducir en el análisis el coste del endeudamiento (BAT / BAIT).

En estas condiciones, si el resultado es mayor que 1, debemos interpretar el resultado como que un mayor endeudamiento aumentaría la rentabilidad del accionista, debido a que el rendimiento obtenido por la explotación de la actividad es superior al coste de la utilización de la financiación ajena.

Si el resultado es igual a 1, la introducción de un mayor endeudamiento no tendrá efecto alguno sobre la rentabilidad.

Por el contrario, un resultado inferior a 1 nos estaría indicando que el coste de la financiación ajena sería superior a la rentabilidad obtenida en la actividad, de manera que incrementar el endeudamiento tendría como consecuencia un descenso en la RF.

El margen bruto sobre ventas

Finalmente, no podríamos concluir este pequeño análisis sobre la rentabilidad de un proyecto empresarial sin mencionar otro de los mejores instrumentos de análisis. Nos estamos refiriendo al margen bruto sobre ventas (margen bruto/ventas), que mide el excedente que nos queda por cada euro vendido, después de descontar los costes directos de producción.

La utilidad de la información obtenida es doble:

  • Por una parte, nos permite evaluar el posicionamiento de nuestros productos por lo que se refiere al precio de venta, en el sentido de si es suficiente o no (margen bruto negativo), para soportar el coste del proceso productivo.
  • Pero, por otra parte, si lo comparamos con los costes de estructura de la empresa, nos indica de cuál es el importe mínimo de ventas que debemos alcanzar para eliminar las pérdidas y empezar a obtener beneficios, conocido como el umbral de rentabilidad (UR):

 UR = costes fijos/margen bruto sobre ventas

En conclusión, la obtención de beneficio es el fin último de toda empresa y constituye uno de los principales objetivos estratégicos, puesto que de ella depende su supervivencia. Sin embargo, desde el punto de vista del control de la gestión, a quien corresponde el análisis de las desviaciones con respecto a la planificación realizada y la propuesta de las medidas para su corrección, el beneficio, como tal, aporta poca ayuda.

Resulta mucho más conveniente la utilización del concepto de rentabilidad, que compara el beneficio obtenido con otra información relacionada de los estados financieros. Su combinación con otros ratios proporciona una visión mucho más profunda de la realidad de la empresa, lo que es de gran ayuda en la propuesta de soluciones a los problemas planteados.

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Fernando Belmonte