El sector sanitario es sin duda uno de los más importantes a nivel mundial, tanto por su aportación a la sociedad en lo concerniente a su estado de salud, calidad de vida y longevidad, como por las magnitudes económicas que representa. En este sentido, se trata además de un sector que desde 2016 ha triplicado su tasa de crecimiento, y se estima que para 2020 generará un volumen de negocio de 8.7 Trillones de $ anuales.
Uno de los factores que mayor incidencia tiene en este crecimiento es el aumento exponencial de la esperanza de vida. Si actualmente existen en el mudo 137 Millones de personas con una edad superior a 80 años, según la OMS, en 2.050 esta cifra será tres veces mayor, y en 2.100 llegaría a ser hasta 22 veces superior. Esto, para que nos hagamos una idea supondría, en comparación con la población actual del planeta, que el 44% de nosotros tendría más de 80 años.
En España no tenemos que esperar a 2.100 para presumir de elevada esperanza de vida, ya que somos el tercer país a nivel mundial (tras Japón y Korea) con mayor porcentaje de mayores de 85 años en nuestra población, según la fundación IDIS.
Este aumento de la longevidad, sumado a otros factores relacionados con el sedentarismo, la variedad en la tipología de dietas que seguimos, y el crecimiento continuado en los niveles de obesidad en los países desarrollados, tiene un impacto relevante sobre las enfermedades crónicas y de salud mental, las cuáles también se intensifican. Actualmente existe un censo de unos 55 Millones de personas a nivel mundial con algún tipo de enfermedad de salud mental. La previsión es que este número se duplique cada 20 años. Proyectando hasta 2.100, supondría 880 Millones de personas. Las cifras no engañan, el sector tendrá que lidiar con una transformación radical durante las décadas venideras, tanto en la operativa como en lo que afecta a su propia sostenibilidad.
¿Cuáles son los problemas principales a resolver más a corto plazo?
Según un estudio reciente de Deloitte, podemos identificar hasta seis:
1. El primero tiene que ver con la necesidad de mantener los márgenes en los servicios sanitarios en un entorno económico cambiante e incierto.
- Por un lado, tenemos los costes existentes en el sector, que tienden a aumentar debido principalmente a :
- La mayor demanda de servicios, en un entorno de saturación de recursos.
- La necesidad de disponer de mayor infraestructura para dar soporte al incremento en la demanda.
- El crecimiento de los salarios en el sector.
- La existencia de avances terapéuticos y en medicamentos, que no siempre suponen una disminución de costes, sino más bien lo contrario.
- Por otro, en cuanto a los ingresos, tienden a disminuir. Las causas principales son:
- El descenso general en fondos y financiación.
- La transición de un modelo de volumen y reactivo a un modelo de valor y preventivo.
- Esto hace que las organizaciones sanitarias tengan la necesidad de encontrar un punto de equilibrio entre ambos, sin descuidar la calidad de los servicios que prestan. Y es por este motivo por lo que estamos viviendo un período de concentración en el sector, ya que es una forma de aumentar el músculo financiero necesario para que el sistema sea sostenible. Estamos viendo y veremos en el futuro multitud de adquisiciones, alianzas, joint Ventures asistenciales, integraciones verticales de especialidades, así como nuevas formas de generar ingresos, como puede ser la prestación de servicios asistenciales via IP, o el turismo sanitario, algo que puede tener un calado muy significativo en nuestro propio país.
2. El segundo es una consecuencia directa del cambio de modelo de volumen a valor. La idea que supone este cambio la podríamos resumir en “Prevenir antes de curar”. Obviamente, si los recursos e infraestructuras del sector se encuentran en unos niveles de saturación elevados, y determinados tratamientos suponen unos costes en constante crecimiento y nada asequibles para el público en general, la prevención es la solución lógica al problema. Por tanto, siempre será preferible educar a la sociedad en lo relacionado con el mantenimiento de la salud en general, que atender al enfermo. Esta es una de las claves. En este sentido, la tecnología puede ayudar, y mucho. Veamos algunos ejemplos:
- Analytics: Las técnicas analíticas nos pueden ayudar a determinar patrones de ocurrencia de determinadas enfermedades por segmentos de población, atendiendo por ejemplo a criterios demográficos o socioeconómicos. Sin duda, una gran herramienta de prevención
- Los “Wearables”, que son dispositivos que monitorizan nuestras constantes y pueden disparar alertas en nuestro centro asistencial, además de facilitar la existencia de un histórico en la evolución de las mismas. Evidentemente, si tenemos cualquier problema relacionado por ejemplo con el ritmo cardíaco, disponer de datos históricos sobre el mismo, así como alertas entiempo real ante, por ejemplo, una frecuencia acelerada respecto a la media, puede representar una gran ayuda a la hora de prevenir un problema mayor.
- La inteligencia artificial, que en combinación con los datos que proveen los dos puntos anteriores, puede ofrecer un diagnóstico automático del estado de salud personal y global.
3. El tercero tiene que ver con la capacidad para dar respuesta al entorno regulatorio y políticas existentes que, en el sector sanitario, puede ser muy complejo. Los motivos que inciden en esta complejidad están relacionados con el aseguramiento de la calidad asistencial y la seguridad del paciente, con la necesidad de mitigar el fraude, así como con la limitación de amenazas en términos de ciberseguridad. No está de más que nombremos la nueva reglamentación europea relacionada con la protección de datos de carácter personal, el RGPD, que incide fuertemente sobre cualquier organización sanitaria. En este sentido, también encontramos aliados tecnológicos que pueden ayudar al cumplimiento de la normativa existente y futura, además de garantizar que la información está a buen recaudo, es precisa y de cnfianza, como pueden ser:
- La existencia de estándares basados en Cloud, que permitan el intercambio de los registros electrónicos de los pacientes, bajo niveles de seguridad y encriptación adecuados
- Los sistemas de gestión que facilitan el control de la información contenida en los mismos, los accesos, auditoría y la aplicación de técnicas de seudonimización.
- Los sistemas de computación cognitiva, que aúnan técnicas como la inteligencia artificial, algoritmos informáticos de razonamiento, procesamiento del lenguaje natural, reconocimiento de voz y visión, la interacción mediante diálogo entre humano y máquina y el procesamiento de señales provenientes de todo tipo de dispositivos de monitorización. Sin duda un gran avance en lo referente a garantizar que la información disponible es coherente y fiable.
4. Desde el punto de vista de las inversiones a acometer para la transformación digital del sector, otro de los grandes problemas tiene que ver con la determinación del volumen de inversión necesario (y por tanto su financiación) con el objetivo de poder disminuir los costes en la adopción de tecnologías futuras, de mejorar la eficiencia operativa, de incrementar el acceso a los servicios sanitarios y sin olvidar el impulso necesario en los niveles en la calidad asistencial. Lo que no es cuestionable es que las inversiones en aspectos como la Robótica, la Inteligencia Artificial, la recogida automatizada de datos y Analytics, la Impresión 3D, la nanotecnología, y el uso de biosensores y dispositivos de seguimiento del paciente pueden (y deben) redefinir el modelo de prestación asistencial, la experiencia digital del paciente, el desarrollo del talento actual y futuro de la fuerza de trabajo, y la obtención de eficiencias operacionales derivadas de la aplicación de nuevas tecnologías.
5. Todos estos avances tecnológicos pueden generar un problema adicional, que tiene que ver con la impersonalización del servicio ofrecido al paciente. Esto no es algo que convenga obviar, ya que es precisamente la mayor prioridad para el consumidor de servicios sanitarios. Los pacientes consideran que deben de recibir un trato personalizado, por encima de todo. De hecho, los hospitales con mayores ratios de satisfacción de sus pacientes son aquellos que consiguen los mayores niveles de rentabilidad, lo cual garantiza entre otras cosas su sostenibilidad. Las formas de conseguir paliar este problema pasan por mejorar la experiencia del cliente, de nuevo mediante la aplicación de nuevas tecnologías. En este caso podemos identificar el apalancamiento en plataformas Social Media orientado a la experiencia del paciente, servicios asistenciales vía telemática y técnicas de Realidad virtual y/o aumentada. En definitiva, el sector sanitario tiene que comprender que la forma de tratar a los pacientes no dista mucho de cómo otros sectores (como el Retail o la Banca) tratan a sus clientes en cuanto a la personalización de la experiencia del paciente. Por tanto, hay que empezar a pensar en tratar a los pacientes más como consumidores y menos como pacientes tradicionales.
6. Finalmente, existe un problema común a todos los sectores, no sólo al sanitario, que tiene que ver con el cambio cultural que debemos internalizar respecto a cómo se van a hacer las cosas en el futuro. Hemos nombrado la existencia de numerosos avances tecnológicos que nos facilitan la realización de tareas que a fecha de hoy son impensables o imposibles, o que eliminan directamente la necesidad de que sean realizadas por las personas. Es por esto por lo que debería de existir una frontera clara que delimite las actividades que aporta valor que sigan realizándose por humanos, y aquellas en las que será posible delegarlas a otros sistemas. En cualquier caso, hay una idea que creo que podríamos tomar como máxima, y es que el futuro de la sanidad conlleva que exista un equilibrio entre el talento de las personas y la tecnología existente. Y más que de equilibrio diría que podríamos hablar de simbiosis, entre las personas y las nuevas tecnologías.
Creo que todos podemos imaginar un futuro en el que delegaremos el trato ofrecido a los pacientes a Robots. Éstos se encargarán de recibirles, atenderles, facilitarles la movilidad necesaria entre las instalaciones médicas, dispensarles medicamentos y un sinfín de cosas más, a partir de una base de conocimiento formada por información proveniente del IoT, aplicación de técnicas analíticas e inteligencia artificial. Los sistemas de reconocimiento de voz, así como las técnicas de aplicación cognitiva en el reconocimiento de imágenes, ayudarán a Robots y humanos a comunicarse de una forma eficaz, incluso dotarán a los Robots de la capacidad de realizar diagnósticos de forma autónoma, transformando el rol del médico o enfermera en un supervisor de los procedimientos definidos por humanos y mejorados a partir del aprendizaje de las máquinas. Todo esto sin perder de vista el trato personalizado al paciente, la sostenibilidad del modelo, la transición de las actuaciones reactivas a las preventivas y el cumplimiento de las normativas existentes. Parece que comenzamos a vislumbrar el fin, habrá que ver si somos capaces de asimilar estos cambios que, como todo lo relacionado con la tecnología hoy en día, acabarán por convertirse en realidad antes de que como sociedad, podamos ser conscientes de ello.
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