sobre gigantes
23 Jul. 2014

Sobre los hombros de gigantes

 

Es evidente que en la actualidad vivimos un ritmo de innovación como no se ha producido en toda la historia de la humanidad. Si entre el primer uso de herramientas y el descubrimiento del fuego pasaron carca de 2 millones de años y entre el fuego y la agricultura, 788.000 años, el ritmo entre inventos que han revolucionado la forma de vida del ser humano se ha ido acelerando de forma exponencial, de manera que, en menos de un siglo, hemos visto cómo el centro de nuestros hogares ha pivotado rápidamente de la radio a la televisión, de la televisión al ordenador personal e, incluso en muchos casos, del ordenador personal a la tableta y al móvil que acostumbramos a llevar en nuestros bolsillos.

La innovación es posible a este ritmo gracias a que contamos con un amplio respaldo histórico en numerosas áreas y que además convergen en una colaboración multidisciplinar. Estos son los gigantes sobre los que miramos hacia el horizonte.

Estos rápidos cambios, que ahora nos parecen indispensables, requieren que necesitemos desarrollar nuevas habilidades, aun a sabiendas de que, con ello, estamos reduciendo la pericia en otras. ¿Quién no ha perdido capacidad de orientación debido a los GPS?

Esta aceleración es muy notable en los dispositivos tecnológicos. En ocasiones, todavía no nos hemos acostumbrado a usar un dispositivo, cuando surge una nueva generación que deja en cierta forma anticuados nuestros terminales enseguida ¿Y cómo conseguimos estar preparados para ello?

Como Product Manager corporativo de espacios tan recientes en ERP como el área Social y la Movilidad (dos de las siglas SMAC), en muchas ocasiones tengo que sacar mi mejor jugador de ajedrez. Y en esta ocasión no me refiero al ajedrez como un intento de Gamificar nuestros ERP, 😆 sino que necesito anticipar varios movimientos antes de que se produzcan, hacia dónde van estas áreas cambiantes e imaginar cómo podemos sacar el máximo provecho para que cuando esa tendencia sea una realidad estemos preparados.

Para ello necesitamos distinguir entre las tendencias duras (Hard Trends) y tendencias blandas (Soft Trends). Además de ser tangibles y medibles, las tendencias duras son aquellas que, aunque todavía futuribles, son seguras que ocurrirán. Ejemplos de tendencias duras son que, tras cada noche, amanecerá un nuevo día, o que el año que viene tendremos más experiencia que la que tenemos ahora. Evidentemente puede ocurrir algo extraordinario que destruya nuestras predicciones basadas en tendencias duras: la Tierra podría salir de su órbita solar o yo podría sufrir una enfermedad degenerativa severa que me impidiera realizar nuevos aprendizajes a partir de la próxima semana. La ventaja de las tendencias duras es que podemos predecir con poco riesgo a equivocarnos, pero en tecnología conocer estas tendencias duras no conlleva una ventaja.

Algunas tendencias duras, como que los procesadores que saldrán el año que viene serán más rápidos que los de este año, que los dispositivos móviles tendrán cada vez una mayor velocidad de conexión y tras el 5G vendrá el 6G que permitirá que naveguemos cada vez más y más rápido, no nos sirven de mucho. En tecnología la mayoría de tendencias son relativamente blandas o muy muy blandas y además algunas de ellas pueden acabar en un callejón sin salida.

Las tendencias blandas se basan en estadísticas e indican posibles futuros que, mientras ocurren, sufren numerosos cambios, por lo que algunas tendencias no llegan ni siquiera a materializarse o no alcanzan el éxito anticipado.

Hay numerosos factores que pueden afectar el futuro predicho por las tendencias blandas. Para triunfar con un producto tecnológico no basta con ser el primero, ni con ser el más eficiente o con más características, hay que tener la tecnología adecuada para el usuario adecuado en el momento adecuado. En esta serie de breves vídeos, Bill Hammack (engineerguy) analiza las razones por las que tres tecnologías fueron un fracaso.

PicturePhone: Un teléfono que permitía ver al interlocutor con el que hablabas… ¡en 1964! Algo que nos parece natural en la actualidad gracias a internet. En su momento era extraño y enormemente costoso.

Teclado Dvorak: Una distribución diferente del teclado que, de acuerdo a los estudios realizados, mejora la eficiencia del tecleo en un porcentaje irrisorio, requiriendo a la mayoría de usuarios sustituir un sistema enormemente extendido.

Sony Betamax: Apareció antes que su competidor VHS, técnicamente era superior en calidad y características, pero, en cambio, perdió estrepitosamente la batalla comercial, especialmente en el mercado del consumidor.

Este juego anticipatorio de la tecnología requiere hacer sacrificios y, de nuevo, como en el ajedrez, debemos arriesgar algunas fichas para seguir con la partida. Coincidiréis conmigo en que estamos a punto de vivir la revolución de la tecnología wearable (a menudo traducida como ‘ponible’) y que antes de que acabe el año, el marqueting nos venderá la imperiosa necesidad de complementar nuestro cuerpo, cual cíborg, de relojes inteligentes, pulseras biométricas, gafas con reconocimiento de voz,… pero ¿qué dispositivos serán los que triunfen? ¿Los relojes de Android? ¿Pulseras biométricas? ¿El tan rumoreado iWatch de Apple? ¿Las Google Glass? ¿Un poco de todo y combinado?

Para estar preparados, tenemos que anticiparnos y preparar soluciones antes de que estén disponibles y eso conlleva riesgos. El pasado mayo, diseñamos una app que permite registrar las horas en proyectos empleando un reloj inteligente. ¿Qué ocurrió? Que lo hicimos con un dispositivo que acababa de salir al mercado, el SONY SmartWatch 2, que requiere su propio lenguaje de programación y es específico de un solo modelo de reloj inteligente. Hicimos un business case, un análisis, el desarrollo y tenemos una aplicación funcional que registra fácilmente las horas dedicadas a proyectos de Agresso con un reloj inteligente.

El problema es que, pocos semanas más tarde, Google anunció el Android Wear, una plataforma para dispositivos wearable con una única App desarrollada, compatible con todos los dispositivos Android wear que numerosas marcas (LG, Samsung y Motorola) ya están lanzando al mercado. Grandes noticias pero, de pronto, las horas de desarrollo invertidas en el dispositivo de SONY desaparecieron por el sumidero. Evidentemente podemos aprovechar el análisis y ya tenemos experiencia en cómo debe ser el diseño para pantallas tan pequeñas, pero tenemos que rehacer el desarrollo en Android wear y crear nuevas funcionalidades gracias a que estos nuevos dispositivos tienen reconocimiento de voz. ¿Y qué ocurrirá si Apple lanza su apuesta por los wearable en los próximos meses? Pues no tenemos la certeza de qué ocurrirá, pero sí que os puedo garantizar que estamos trabajando para anticiparnos y no queremos que nos pille desprevenidos.

We are the Borg. Resistance is futile

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