informacion financiera
16 Sep. 2021

La información financiera de la empresa

 

La información financiera es aquella que produce la contabilidad en base al registro de las transacciones relevantes de un proyecto empresarial. Se trata de una información indispensable para la administración y el desarrollo de las empresas. En este artículo analizaremos de qué se compone y qué utilidad tiene la información financiera obtenida.

La importancia de las finanzas de la empresa

En la cúspide de su estructura organizativa, la empresa se dota de una Unidad de Dirección cuya misión es formular y gestionar los objetivos y fijar las pautas que deberán seguir el resto de las unidades. La actividad esencial de la Unidad de Dirección comprende, básicamente, la toma constante de decisiones, la gestión de los recursos y la ejecución del plan de acción fijado, que incluye el análisis de los resultados y la consiguiente reacción ante desviaciones del plan de acción.

Sin embargo, para que los objetivos de una organización sean efectivos y puedan ser controlados, deben cumplir una serie de requisitos, entre los que destaca que deben poderse medir. Y, por ese motivo, se han desarrollado los sistemas que permiten cuantificar la actividad económica de cualquier unidad traduciéndola a un lenguaje común: el lenguaje contable o las finanzas de la empresa.

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Cómo se obtiene la información financiera de una empresa

Este lenguaje contable se basa en el análisis de los ciclos del negocio y en los flujos económicos asociados a ellos. El análisis de estos flujos nos lleva a dos maneras complementarias de observar la realidad empresarial:

  1. El punto de vista económico, en el que el principio rector de las transacciones es el devengo, según el cual las operaciones se deben registrar en el momento que se produce el hecho jurídico. De esta manera realizamos el reconocimiento de los ingresos y gastos, lo que nos permite evaluar el resultado económico de nuestra actividad.
  2. El punto de vista financiero, donde rige el principio de caja, es decir, las transacciones se registran en el momento del cobro o pago. Esto nos permite evaluar las necesidades de tesorería y anticiparnos a la búsqueda de la financiación necesaria.

Toda esta información se ordena de manera estructurada y siguiendo las pautas establecidas en la llamada ecuación o identidad contable:

ACTIVO = PATRIMONIO +PASIVO.

Esta igualdad es aplicable a cualquier empresa o incluso a nuestras propias finanzas: se resume en que todo aquello que nos pertenece (bienes y derechos) y es susceptible de valoración económica (activo), debe ser igual a los recursos que hemos utilizado para su adquisición (patrimonio + pasivo). O, dicho de otra manera, la realidad económica (ACTIVO) debe ser idéntica a la realidad financiera (patrimonio + pasivo). Es lo que conocemos como el balance de situación de la empresa.Fijémonos en que la realidad financiera, es decir, los fondos obtenidos que han permitido la adquisición del activo, se divide en dos partes: la aportación realizada por el propietario (patrimonio), cuya principal característica es que no tiene una fecha fija de devolución; y la aportación de terceros (pasivo) que siempre deberá tener una fecha concreta para su reintegro.

Hay que tener en cuenta que una empresa nunca es propietaria de su patrimonio puesto que, en realidad, pertenece a sus accionistas. Es por ese motivo que el beneficio o la pérdida obtenidos en un ejercicio económico también se atribuye a los accionistas y, por lo tanto, se deberá incluir en su patrimonio.

Sin embargo, el resultado económico (ingresos y gastos) es una información muy importante para definir la marcha de los negocios. De hecho, cuando hablamos con cualquiera que gestione o posea una empresa, lo primero que le preguntamos es «¿Cómo va?», es decir, «¿Tiene beneficios?». Por este motivo, no nos limitamos a escribir el resultado en las cuentas del patrimonio, sino que creamos un informe detallado que muestra cómo se ha alcanzado ese resultado. Es el estado de resultados del ejercicio o la cuenta de pérdidas y ganancias.

Podemos definir el resultado contable como la variación (positiva o negativa) experimentada por la riqueza o patrimonio de la empresa en un intervalo de tiempo, que, generalmente, es de un año. El método más común para su cálculo es el llamado enfoque contable, en el que el resultado del ejercicio se calcula como los ingresos obtenidos en un período de tiempo menos los gastos necesarios para la obtención de los ingresos incurridos en el mismo espacio temporal.

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Así, el balance de situación nos permitirá dar respuesta a la segunda gran pregunta que vamos a formular al gestor o propietario de cualquier empresa: «¿Cuánto dinero has invertido?» o bien «¿Cuántos fondos vas a necesitar?».

Desde el punto de vista financiero, regido por el principio de caja, la empresa obtiene una información muy valiosa, que se concreta en el informe de tesorería, cuya utilidad se centra en el control presupuestario.

De esta manera, el presupuesto de tesorería ofrece un valioso apoyo para la gestión empresarial:

  • permite gestionar la obtención de recursos y la negociación con las entidades financieras;
  • facilita la planificación de las políticas de circulante y de inversión en activos fijos para controlar los riesgos;
  • proporciona información sobre las acciones a emprender ante la aparición de las desviaciones con respecto al presupuesto y a las cargas financieras.

Publicación de la información financiera de la empresa

Esta información no solo es importante para la gestión interna. Las empresas están obligadas a facilitar toda la información relevante a cualquier persona que mantenga relaciones con ella: accionistas, empleados, clientes, acreedores, hacienda, etc. A tal efecto, la legislación mercantil regula la composición y publicación de las cuentas anuales en el Registro Mercantil, de manera que cualquier grupo de interés pueda tener acceso a las mismas. 

Las cuentas anuales se componen, además del balance de situación y la cuenta de pérdidas y ganancias, de otros documentos que o bien desglosan, completan y amplían la información (memoria) o explican los riesgos (estado de flujos de efectivo y cambios en el patrimonio neto).

Pero, si la publicación de la información es importante, garantizar su veracidad y comparabilidad todavía lo es más, por lo que la elaboración de las cuentas anuales se encuentra sujeta a una serie de normas de obligado cumplimiento y su contenido debe estar verificado por un experto externo del que se debe garantizar la total independencia.

Cualquier empresario o emprendedor tiene un objetivo en mente a la hora de iniciar un proyecto empresarial. Sin embargo, para alcanzar sus objetivos, debe cumplir con dos condiciones necesarias: el proyecto debe ser rentable (debe tener beneficios), y el empresario debe formar un equipo de colaboradores y socios que le ayuden en su tarea.

La información financiera será la herramienta que le permita controlar la marcha hacia la consecución de los objetivos y mantener al equipo al día respecto a esa marcha de la actividad.

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Fernando Belmonte