Frances E.Allen
12 Ago. 2020

Frances E. Allen, la primera mujer que ganó el Premio Turing por su contribución a la informática

 

El mismo día de su nacimiento, el 4 de agosto, pero 88 después, fallecía en el estado de Nueva York, Frances “Fran” E. Allen, matemática e investigadora informática estadounidense.

Allen fue pionera en el desarrollo de software y en la creación de sistemas informáticos de alto rendimiento, destacando especialmente en la creación de programas compiladores, que son aquellos que transforman el código fuente de un programa a su equivalente en otro lenguaje de programación habitualmente de más bajo nivel. 

Los inicios de Frances E.Allen

Allen desarrolló la mayoría de su carrera profesional en IBM donde trabajó durante 45 años, ocupando importantes cargos en el departamento de I+D+i de esta multinacional tecnológica estadounidense. En 2006 recibió el Premio A.M. Turing, siendo la primera mujer en recibir este galardón que otorga la Association for Computing Machinery (ACM) y que reconoce desde 1966 a todos aquellos que han destacado en las ciencias informáticas y conocido como el “Premio Nobel” de la computación

El premio se le otorgó por “sus contribuciones pioneras a la teoría y la práctica de la optimización de las técnicas de compilación que sentaron las bases para la optimización moderna de los compiladores y la ejecución paralela automática”.

Hija de un granjero y una ama de casa que también era maestra, Frances nació en 1932 en un municipio del estado de Nueva York llamado Perú y situado en la frontera con Canadá.

Era la mayor de seis hermanos que crecieron durante la Gran Depresión sin electricidad, agua corriente, ni calefacción lo que permitió a la joven Frances a dedicar mucho tiempo a la lectura. 

En 1954 se graduó como maestra en la New York State Teacher’s College de Albany y empezó dando clases de matemáticas en el Instituto de su ciudad. Esta era una profesión que “le gustaba mucho y que hubiese continuado ejerciendo gustosamente el resto de mi vida” como remarcó en un entrevista para el  IEEE History Center

Sin embargo, tras dos años de impartir clases en el Instituto, Frances necesitaba un título certificado para continuar trabajando, por lo que se matriculó en la facultad de matemáticas de la Universidad de Michigan, donde ya cursó un par de asignaturas vinculadas a la informática.

Como además debía pagar la deuda contraída por los estudios universitarios superiores aceptó un trabajo para IBM, que acudió al campus a reclutar talento entre los recién licenciados.

Su primer contacto con los programadores de software

Tal como recordó en una entrevista “iba a ser un trabajo de un año, suficiente para pagar mis deudas para volver después al instituto” y ese trabajo temporal consistía en enseñar a los científicos de IBM un nuevo lenguaje informático denominado Fortran. El trabajo temporal se convirtió en una brillante, exitosa y premiada carrera de 45 años en IBM, empresa de la que se jubiló en 2002.

Diseñado por otro futuro Premio Turing, John Backus, Fortran era un lenguaje de programación orientado y adaptado para aplicaciones numéricas y computación científica; y Frances no solo debía aprenderlo sobre la marcha sino enseñárselo a una serie de reticentes científicos de la Big Blue. “El programa desveló mi interés por la compilación, y también determinó la manera en como consideraba que los compiladores debíamos trabajar” señaló en la Turing Award website, “porque ya estaba organizado de una manera que suponía una herencia directa para los compiladores modernos”. 

En aquella época, sin embargo, los programadores de software que trabajaban en ordenadores centrales del tamaño de una habitación tenían que codificar a mano los programas línea por línea y dedicar tiempo a averiguar cómo ajustar el software lento para que se ejecutara más rápido. Estos ajustes a menudo conducían a una mayor complejidad y a errores en el software.

La llegada de los programas compiladores, de los que Frances E. Allen fue una pionera permitió la optimización automática del software, lo que liberó un tiempo valioso para los programadores y dio lugar a un software más potente y más útil.

Con su trabajo, desarrollado durante décadas, Allen consiguió que los ordenadores, tuviesen un mayor rendimiento y se comunicasen de una forma más similar al “entendimiento humano” abriendo su uso a científicos, ingenieros y otras profesiones. Con esta labor ayudó a los diseñadores de software a generar un código más potente y eficientes lo que permitió grandes avances en el uso de supercomputadores y la computación paralela.

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Frances E. Allen, pionera en el uso de supercomputadores

Frances Allen dedicó su carrera a desarrollar compiladores de lenguaje de programación punteros para IBM Research. Su primer proyecto importante fue para la computadora Stretch-Harvest a principios de la década de 1960, diseñada para manejar el descifrado de códigos de alto secreto y la recopilación de inteligencia por parte de la Agencia de Seguridad Nacional de los EE.UU. (NSA); una computadora fue utilizada por la NSA durante 14 años.

En 1962, comenzó a trabajar en el nuevo Centro de Investigación Thomas J. Watson de IBM en Yorktown Heights, Nueva York, en el proyecto de Sistemas Informáticos Avanzados de la empresa. Allí, trabajó con John Cocke, un renombrado científico informático de IBM. De 1980 a 1995, dirigió un equipo de investigación de IBM centrado en la ciencia emergente de la computación paralela. Utilizado por primera vez para los supercomputadores, la idea era utilizar grupos de microprocesadores de bajo coste y alto rendimiento para compartir el procesamiento de tareas más pequeñas en paralelo. Esto requería un software capaz de distribuir las instrucciones del software a través de estos grupos de procesadores en paralelo. 

Con el tiempo, el procesamiento en paralelo pasó a formar parte de diversas plataformas informáticas, incluidas los ordenadores personales de escritorio y portátiles. Allen también ayudó a desarrollar software para el proyecto Blue Gene de IBM, un esfuerzo de supercomputador destinado a explorar cómo las proteínas se pliegan en estructuras tridimensionales. «Me gusta explorar nuevos problemas, nuevas ideas y cosas nuevas», dijo al Investor’s Business Daily en 2008. «Una vez que entiendo lo que está pasando, tiendo a pasar al siguiente reto interesante». 

Precursora del interés femenino por la informática

Ferviente mentora de los investigadores de IBM, Frances E. Allen también se comprometió a lo largo de su carrera a fomentar el interés de las mujeres por la informática. En 1989, se convirtió en la primera mujer en ser nombrada Fellow de IBM, el mayor honor que se concedía en la empresa. Habló en conferencias en todo el mundo, instando a las mujeres a considerar carreras en ciencia y tecnología. En honor a sus esfuerzos, IBM estableció el Premio Frances E. Allen a la Mentoría de Mujeres en Tecnología en el año 2000. También fue profesora en la Universidad de Nueva York. 

Allen se consideraba a sí misma una exploradora «en múltiples frentes» y era una aventurera al aire libre que esquiaba y escalaba montañas en Austria, China, el Himalaya y otros lugares. Durante los 70 viajó por el Ártico sin mapas ni contacto por radio. «En un viaje de exploración a la isla de Baffin, nuestro equipo realizó seis primeras ascensiones, cartografiando montañas inexploradas», dijo al Servicio de Noticias de los Estados Unidos en 2008. «En un viaje a la Isla Ellesmere, establecimos una nueva ruta a través de esa isla. Pero el espacio físico en el que vivimos es sólo un aspecto de mi interés en la exploración. Me gusta escuchar nuevas ideas, conocer nuevas personas, enfrentar nuevos desafíos. Es parte de lo que soy». Preguntada sobre cuál fue su viaje más memorable, Allen contestó que “sin duda, son mis 50 años en la informática».